Es famosa la carta que Vitali escribió al Conde de Montalembert en 1862, en la que afloran su patriotismo y sus fuertes principios liberales. Unos años más tarde fue amonestado por el Superior Eclesiástico porque se había atrevido a acudir a las urnas políticas. El joven sacerdote trabajaba en el clima cultural liberal del Milán independiente, en el que la atención de las clases acomodadas hacia los más desfavorecidos era fuerte.
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