Cine

Además de las proyecciones, la estructura acoge representaciones teatrales, presentaciones de libros, actos culturales, concursos y conferencias de diversa índole en colaboración con organizaciones o asociaciones de la zona u organizados por ellas.

El edificio, construido a finales de los años 30, siempre ha albergado cines y teatros, aunque estos se encontraban en la estructura más grande de la Casa del Fascio, que también incluía las salas de la planta baja. La presencia de una gran sala destinada a tales actividades fue solicitada explícitamente por la sección de Bellano del Partido Nacional Fascista, probablemente para celebrar reuniones y proyectar películas con fines propagandísticos.

La historia de la recaudación de los fondos necesarios para su realización es particular, ya que el municipio de Bellano no podía afrontar este proyecto solo con su propio presupuesto. Las numerosas realidades productivas presentes en el pueblo acudieron al rescate y donaron notables sumas de dinero. Las obras pudieron comenzar el 10 de octubre de 1938, pero enseguida se encontraron con muchos obstáculos: un aumento de las obras a realizar y de sus precios, un invierno duro y, una vez más, la falta de fondos.

El edificio se terminó el 25 de octubre del año siguiente y la inauguración de la Casa del Fascio tuvo lugar el 28 de octubre, fecha simbólica en recuerdo de la Marcha sobre Roma. La ceremonia se celebró a pesar de que el cine carecía del mobiliario y el equipamiento necesarios debido al coste cada vez mayor de las obras. En cambio, los despachos destinados a la dirección del partido y a la doctrina de las juventudes, situados en la planta baja, ya estaban listos para usarse.

Resulta muy interesante la composición arquitectónica utilizada, aunque a primera vista pueda parecer bastante simple. El estilo adoptado es el del racionalismo, muy extendido en esos años y para este tipo concreto de edificios públicos. Los cánones adoptados son los de las líneas simples, sin ningún tipo de florituras arquitectónicas, simetrías y relaciones particulares entre las formas. Gracias a un reciente estudio realizado por tres estudiantes del Politécnico de Milán, se ha podido descifrar la fachada principal identificando primero la composición de sus partes como una reelaboración de la de la iglesia prepositural, y redescubriendo después las rígidas reglas que determinaban sus dimensiones: se trata de la proporción áurea expresada en rectángulos, espirales y relaciones numéricas, un canon típicamente adoptado en los edificios racionalistas.

Con la caída del régimen fascista, el edificio cambió su nombre por el de Casa del Popolo, pero el uso de la gran sala nunca cambió, e incluso hoy, tras varios cambios, sigue acogiendo proyecciones y representaciones teatrales.